"Símbolo de fuerza, del valor viril de la lucha, de la bravura; por su actividad está relacionado
con el sol; por su fecundidad, con la luna (también los cuernos del toro y de la
vaca, que recuerdan a la media luna, eran símbolo lunar).
El toro era ya un animal propiciatorio de especial valor para muchos pueblos de la Antigüe-
dad. Pinturas rupestres del Neolítico en el norte de África muestran imágenes de toro que
llevan el sol entre los cuernos. En Egipto se adoraba a la diosa de la fecundidad, Apis, en
figura de toro (ó de buey); frecuentemente, con el disco solar entre los cuernos; por con-
siderársele idéntico a Osiris, era, al mismo tiempo, dios de los muertos. La muerte y el
entierro del toro que se había consagrado a Apis se celebraba solemnemente y tenía como
colofón la resurrección del mismo, es decir, la elección de un nuevo novillo como toro sagrado.
En la cultura minoica, el toro, como símbolo de poder y de fecundidad, jugó un papel
de especial importancia. La mitología iraní conoce la encarnación de la fecundidad cósmica
en la figura de un prototoro que fue muerto por Mitra, y de cuyo cuerpo crecieron después
todas las plantas y animales. El sacrificio del toro y el bautismo en sangre de toro en el
culto de Mitra, del que estaban excluidas las mujeres, demuestra la constante utilización
del toro en relación con las fuerzas de la fecundidad, de la muerte y de la resurrección.
En la India, el dios Shiva estaba relacionado con un toro blanco, símbolo de las fuerzas
dominadas de la fecundidad. Para diversos pueblos, el toro está igualmente relacionado, por
su fecundidad, con la tormenta, con la lluvia y con el agua.
Desde el punto de vista psicoanalítico, el toro representa las fuerzas animales y de la
sexualidad en el ser humano; en este sentido, las fiestas taurinas que se celebran en la
actualidad representan, probablemente, el intento renovado de anticipar simbólicamente, entre
otros aspectos de la fiesta, el triunfo interior entre dichas fuerzas. El toro (Tauro)
es el segundo signo del Zodiaco y su elemento es la tierra".
- Segunda descripción(**)
"En lo divino per se en todas las culturas mediterráneas y del Oriente Medio. Es un símbolo
cósmico, consagrado al sol y a la luna, al mar y a la tierra. Símbolo de vida, de fertilidad,
de fuerza. Símbolo de virilidad, de vitalidad.
El toro está en el subconsciente colectivo como arquetipo de lo divino, de lo inmortal, de
la vida. Enfrentarse a un toro es participar de lo eterno a través de la lucha en una inima
conjunción de fuerzas.
Era el signo del Zodiaco que dominaba nuestro planeta, hace cinco mil años. Se convirtió en
objeto de veneración. Es muy importante también en otras culturas y tiene un lugar destacado
en muchas religiones: Asiria. Es uno de los dioses creadores de la humanidad. En el poema de Gilgamés, éste abreva
a un toro con un cántaro. Es la figura omnivalente de la vida. A veces es alado, a veces
no, con cabeza humana o no. Babilonia. Ann, dios supremo, caracterizado por cuatro pares de astas de toro, dispuesto en
forma de tiara, que simbolizan su omnipotencia. A Enlil se le llama el toro poderoso y provocó
el diluvio babilónico. Adad va de pie sobre su toro empuñando rayos. Marduk es el toro
negro del abismo. Irán. El dios Ahura Mazdah creó al primer hombre Gayomart a la vez que al primer toro Goch,
padres de la humanidad. Escandinavia. Era Thor, venerado en Upsala. India. El supremo dios celeste Dyaus (Zeus) es un toro que brama cuando truena. Rudra, dios
de las tormentas, es otro toro. El dios solar y de la lluvia entre los vedas es Agni, toro
mugiente de mil cuernos. Hititas. La tormenta es un toro que ruge cuando truena, y divinizado es Teshup. Otros toros
divinos son las montañas de Hurri y Seri. Egipto. El buey Apis, hijo de vaca fecundada por un rayo de sol. Venerado tras su muerte
como Serapis. Otros toros son Mneris, el toro blanco, Bukis y Onufis, que personificaba el
alma de Osiris. Hebreos. En el buey Apis egipcio están los orígenes del Becerro de Oro que adoran los hebreos
a pesar de Moisés. Grecia. Zeus adopta la forma de toro para raptar a Europa, hija del rey de Tiro, Agenor, y
se la lleva a Creta. Con ella engendra a Minos, Radamantis y Sarpedón. Héreules captura al
toro de Creta y lo libera en la llanura de Maratón, donde causa estragos. El toro mata a
Androgeo, hijo de Minos. Su padre, adolorido, exige que los atenienses le entreguen catorce
jóvenes en represalia para ofrecérselos al Minotauro. Teseo mata primero al toro de Maratón
y después al Minotauro. Un rebaño de bueyes del dios solar Helios pastaba en los prados de
la isla Tinacria, cuando desembarcan en ella Ulises y sus compañeros. Éstos capturaron algunas
reses y, desobedeciendo las órdenes del héroe, las sacrifican. Esta acción les costó
la vida a algunos. Roma. Cultos de Mitra procedentes de Irán".
- Tercera descripción(***)
"Relacionado con el segundo signo zodiacal, de Tauro. Es un símbolo muy complejo, tanto en
el aspecto histórico como en el psicológico. La tradición esotérica lo considera animal
emblemático (totémico) de los boreanos contra el dragón de los negros, asimilando al dios
Thor, hijo del cielo y de la selva. En principio, esto significa la superioridad analógica
del mamífero sobre el reptil, cual la del ario sobre el negro. La disyuntura mayor es la
que aparece entre las concepciones del toro como símbolo de la tierra, de la madre y del
principio húmedo y las que consideran al toro un símbolo del cielo y del padre. El ritual
de Mitra parece ser que se fundaba en la primera de dichas posiciones. El sacrificio del
toro, expresaba la penetración del principio femenino por el masculino y del húmedo por el
ígneo de los rayos solares, origen y causa de la fecundidad. Krappe expone estas contradicciones.
Señala al toro como principal animal doméstico de los pueblos del Próximo Oriente
y, en implícita derivación, habla del gran número de toros solares y lunares, es decir,
afectos a los principios contrarios precitados. Sin, dios lunar de los mesopotámicos, tenía
con frecuencia forma de toro. El toro Apis egipcio se cree representación de Osiris, dios
lunar. En cambio, El Surya védico es un toro solar. Según los asirios, el toro es hijo del
Sol. Krappe explica por sucesión de cultos las diferencias, no como interna contradicción.
El toro lunar se transforma en solar cuando éste vence al más antiguo culto lunar. Pero
también puede suceder que el toro siga como símbolo de la Luna, con la que se identifica
morfológicamente por los cuernos y el creciente, y pase a un rango secundario bajo el león
simbólico del Sol. Así lo considera también Eliade, para quien el toro no expresa ninguno
de los astros, sino el cielo fecundador. Dice también que el toro y el rayo fueron desde el
2400 antes de Jesucristo símbolos concertados de las divinidades atmosféricas, asimilándose
el mugido del toro al ruido del trueno. En todas las culturas paleorientales, la idea de
poder era expresada por el toro. En acadio, "romper el cuerno" significa "quebrantar el
poder". Según Frobenius, el toro negro es asimilado al cielo inferior, es decir, a la muerte.
Incluso en los países lejanos adonde llegó el influjo de la India, que participa de
dicha creencia, como Java y Bali, se acostumbró poner los cuerpos de los príncipes en ataúdes
en forma de toro para quemarlos. Alguna pintura egipcia representa al toro negro llevando
encima el cadáver de Osiris. Esto coincide con una afirmación de Schneider, para
quien, en cuanto el toro ocupa la zona de comunicación entre los elementos del agua y el
fuego, parece simbolizar el paso entre el cielo y la tierra, correspondiendo este significado
al toro de las tumbas reales de Ur con cabeza de oro (fuego) y barba de lapislázuli
(agua). El buey simboliza el sacrificio, la abnegación y la castidad, apareciendo en relación
con los cultos agrícolas es decir, en posición contraria al poder fecundador del toro.
Si confirmamos la asimilación de éste a lo uránico, si se resuelve la contradicción y puede
adcribirse el toro al principio activo y masculino, pero en su aspecto superado, es decir,
maternalizado, vencido por el hijo (Sol, león)".
(*) VVAA.- Símbolos. Diccionarios Rioduero. Madrid, 1983. Págs. 210-211.
(**) Assela Alamillo.- La mitología en la vida cotidiana.
Acento editorial. Madrid. 1997. Págs. 49-50.
(***)Juan Eduardo Cirlot.- Diccionario de Símbolos.
Ed. Labor. 1991, Pág. 445.