Galatea es una nereida que habitaba el mar que bordea la isla de Sicilia. Polifemo,
el enorme ser monstruoso de un solo ojo, está enamorado de la joven y la sigue en
silencio pues no es correspondido. Galatea está prendida por el amor del bello Acis,
hijo del dios Pan y de una ninfa.
Un día estaban ambos jóvenes reposando en una zona al borde del mar. Ella posaba su
cabeza en el pecho de su amante. Esta idílica escena fue repentinamente alterada
cuando Polifemo, desde lejos, los descubrió. Acis intentó huir pero el gigante le
arrojó una enorme roca que lo aplastó. Galatea convirtió al joven en un río de límpidas aguas.
Según otras versiones, después Galatea estuvo con Polifemo y de esta unión nacieron
Gálata, Celto e Ilirio, epónimos de los pueblos de los gálatas, los celtas y los
ilirios respectivamente.
En otras tradiciones, Galatea pertenecía en cuerpo, alma y corazón al imponente Polifemo
pero Acis se enamoró de ella. Cuando el cíclope los descubrió, celoso y encolerizado
intentó matarlo lanzándole unas rocas, pero antes de que lo pudieran alcanzar,
Acis se transformó en río y así evito la tragedia.