Desde la aparición de los centros urbanos, alrededor del siglo IV y III a.C., algunos mitos
de creación han narrado la fundación de ciudades. Éstas se desarrollaron fuera de los centros
ceremoniales, que se consideraban extraordinarias manifestaciones del poder sagrado.
Esta manifestación permitía la expresión del poder en un lugar específico, lo que acentuaba
el valor de la vida humana sedentaria. El mito de Gilgamesh en Babilonia y el de Rómulo y
Remo en Roma son mitos de fundación.