Habitualmente el mito más importante en una cultura, el que llega a ser el modelo ejemplar
de todos los demás mitos, es el mito cosmogónico o tambien mito cosmo-antropogónico y mitos
de origen, que no es más que otra forma de diferenciar al origen como fundamento y como
principio. Lo cosmogónico refiere a la creación del mundo e incluye a lo antropogónico que
refiere a la creación del hombre (se trata de la creación por excelencia). Los mitos de origen
refieren a las prolongaciones de los mitos cosmogónicos, y relatan cómo el mundo ha
sido modificado, enriquecido, etc.; es decir, da cuenta de los fenómenos del cosmos, de los
seres y objetos que viven y existen en él, de los fenómenos sociales, políticos y económicos
que acontecen entre los hombres.
Se conocen numerosas versiones de la creación o, como decían los egipcios, de la "primera
vez del mundo", partiendo de la base de que ya "existía algo no creado".
En algunos relatos, como el primer capítulo del Génesis bíblico, la creación del mundo procede
de la nada (creatio ex nihilo). Los mitos egipcios, australianos, griegos y mayas, entre
muchos otros, también hablan de la creación a partir de la nada. En la mayoría de estos
mitos las deidades son todopoderosas. Al creador se le considera siempre divino, permaneciendo
esa divinidad en el primer plano para convertirse en el centro de la vida religiosa,
como en algunas tradiciones, especialmente en la judeocristiana, es un "Padre" abstracto no
humano y eterno; también puede llegar a ser una divinidad distante o periférica, como en
los mitos de los aborígenes griegos, mayas y australianos.
Otros mitos cosmogónicos describen la creación como una eclosión de los mundos inferiores.
Entre los navajos y los hopis, por ejemplo, la creación es el resultado de un ascenso progresivo
desde los mundos inferiores, y la eclosión desde estos últimos es el avance final
hacia el mundo de la humanidad. Un mito polinesio sitúa las diversas capas de tal avance en
una cáscara de coco. Formalmente semejantes a éstos son los mitos del mundo surgido de un
huevo, conocidos en África, China, India, el Pacífico Sur, Grecia y Japón. En estos mitos,
la creación se encuentra simbolizada por la ruptura sucesiva del huevo fecundo. El huevo es
el elemento potencial de toda vida y a veces, como en el mito de los dogones, pueblo del oeste
africano, es definido como la placenta del mundo.
Otra clase de mito cosmogónico es el mito de los padres del mundo. En la historia babilónica
de la creación, Enuma elish, los padres del mundo, Apsu y Tiamat, procrean hijos que
posteriormente se opondrán y derrotarán a sus padres, surgiendo el mundo del cuerpo inmolado
de Tiamat. En los egipcios, zuñis y polinesios, los padres engendran hijos pero permanecen
unidos en un estrecho abrazo; los hijos viven en la oscuridad y, en su deseo de luz,
empujan a sus padres, apartándolos y formando un espacio para que las divinidades creen un
mundo humano.
En los mitos difundidos entre los pueblos altaicosiberianos, en Rumania y en India, la creación
se produce a través de la acción de un pescador de tierra, un animal (tortuga o ave)
que se sumerge en las aguas primordiales para subir una pequeña porción de tierra de la que
después esparcirá por el mundo.
Un tema de varios mitos cosmogónicos es el sacrificio. En el mito babilónico, el cuerpo sacrificado
de Tiamat es la tierra, y en el mito hindú que se narra en el Rig-veda, el mundo
entero es el resultado de un sacrificio a los dioses.
Relacionados con los mitos cosmogónicos, pero en el otro extremo, están los mitos que describen
el fin del mundo (mitos escatológicos) o la entrada de la muerte en el mundo. Los
mitos del fin del mundo son habitualmente producto de tradiciones urbanas. Suponen la creación
del mundo por un ser divino moral, quien finalmente lo destruye. Llegado ese momento,
los seres humanos son juzgados y preparados para una existencia paradisíaca o una de tormentos
eternos. Estos mitos están presentes entre judíos, cristianos, musulmanes y seguidores de
Zoroastro. En las versiones germánicas de la Mitología indoeuropea se describe ampliamente
una conflagración universal y una batalla final de los dioses. En la Mitología
azteca los dioses crean y destruyen varios mundos antes de la creación del mundo humano.
Los mitos acerca del origen de la muerte describen cómo la muerte entró en el mundo. En
ellos, la muerte no estaba presente en el mundo durante un largo periodo de tiempo, pero
surge por un accidente o porque alguien simplemente olvida el mensaje de los dioses con
respecto a la vida humana. En el Génesis, la muerte aparece cuando los seres humanos sobrepasan
los propios límites de su conocimiento.
En resumen, a menudo, la tierra, se considera como originada de un océano primigenio donde
reposan los gérmenes de todas las cosas y todos los seres antes de la creación. A veces, una
raza de gigantes, como los titanes, desempeña una función determinante en esta creación;
en este caso estos gigantes, que son semidioses, constituyen la primera población de la
tierra. Por su parte, el hombre puede ser creado a partir de cualquier materia, guijarro o
puñado de tierra, a partir de un animal, de una planta o de un árbol y los dioses le enseñan
a vivir sobre la tierra.