MITOLOGÍA  FENICIA



- Introducción


Durante mucho tiempo fueron un pueblo muy desconocido. Citados únicamente por Homero en La Odisea y en La Ilíada, por Plinio y por algunos pasajes de la Biblia.
Región de Asia anterior,estrecha faja de tierra en la costa occidental de Siria, hasta el monte Carmelo al sur entre el Líbano y el mar. Eran una serie de tribus que hablaban lenguas semíticas y se establecieron en pequeñas aldeas de pescadores en la costa. Los asentamientos fueron creciendo hasta convertirse en ciudades como Ugarit, Biblos, Arad, Trípoli, Beirut, Acca, Tiro y Sidón gobernadas por una oligarquía o por reyes. La geografía resultaba demasiado accidentada para comunicarse fácilmente por tierra entre ellas. Cada una de ellas fue constituyéndose en un estado autónomo centrados en la buena marcha de los negocios. Un monarca al frente de cada ciudad defendía sus intereses frente a otros estados y potencias de la época (Egipto, Babilonia y Asiria). Los hábiles pactos con los vecinos, especialmente filisteos y judíos resultaron efectivos. Cuando las circunstancias lo requerían rendían vasallaje y pagaban tributos a las grandes potencias. La tolerancia a los extranjeros, autorizados a asentarse en la ciudad y montar sus propios negocios, resultó conveniente. Por su mediación se evitaron presiones excesivas de las grandes potencias.
Establecidos en el país de Canaán hacia el siglo XXVIII a.C. su verdadero origen se ignora (¿Arabia, país de Amurru, país de Edom y de Moab?), se mezclaron con los autóctonos (habitantes paleolíticos y neolíticos, de los que existen vestigios en Ra's-Samra) y se establecieron en la costa del monte Carmelo hasta Ugarit. Fundaron numeroso puertos como: Tiro, 'Akka, Arados, Beritos, Smyrna, Trípoli, Yubayl-Biblos y Sidón.
Deben citarse entre sus industrias la fabricación del bronce, la púrpura (que sacaban de un marisco llamado murex), el cristal, las joyas, la lana, cerámicas y objetos de lujo, telas, bordados, cueros, perfumes, madera de cedro, etc. Al compás del desarrollo de los mercados comerciales, los artesanos prosperaban en las ciudades de las costas de África, Creta y Egeo. Se crean factorías en Chipre, Malta, la Península Ibérica y África septentrional. En el sur de España, fundan la ciudad de Gades, que actualmente se llama Cádiz. En África septentrional fundan Cartago, asumiendo con el paso de los años, el control de las colonias occidentales.



- Mitología y religión

Los dioses fenicios se distribuían, de acuerdo a su importancia, conforme a un riguroso criterio general, relacionado con el poder. En primer lugar aparecían todos los que tenían los atributos del dios supremo, al que se le denominaba genéricamente "El", le seguía la Diosa Madre, llamada Asherat-del-Mar, su consorte, cuyo hijo Baal o Señor, continuaba detrás y estaba considerado como un símbolo del señor. Le seguía "Moloc", reconocido como soberano y rey. A continuación se encontraba "Adón", con sus distintivos de amo y dueño; en otro lugar surgía la gran señora, la dama por excelencia y su nombre genérico era "Baalat". Los atributos de "El", según las grabaciones cuneiformes de las tablas de arcilla halladas en Ras Shamra, eran de diversa índole. Era la primera de las deidades, y no había existido antes que él ninguna otra generación de dioses; ocupaba, por tanto, el lugar superior en la jerarquía de los dioses. Se le asociaba con el astro-rey, es decir, con el Sol y, ya desde tiempos inmemoriales, era adorado por algunos pueblos de etnia semita. Países enteros le estaban sometidos; la tierra le debía su fertilidad, y los océanos, mares, ríos y manantiales, su agua. "El" distribuía el tiempo, por lo que se le conocía como el "Padre de los años" y según la leyenda, su morada se encontraba muy cerca de la desembocadura de los grandes ríos que la propia deidad había dotado de caudal. Sin "El" no habría mañana, ni tarde, ni noche, ni días ni años; todo estaba bajo su control, pues "El" distribuía el tiempo. Los nombres de los dioses del Panteón, variaban según las ciudades, los anteriores pertenecían Biblos, en Sidón tomaban el nombre de Baal Sidón y Astarte, en Tiro se identificaban como Melqart y astarte, por último en Cartago se denominaban en un principio como Melqart y Tanit, cambiando más tarde el nombre por Baal Hammon y Tanit. Además de estos dioses y diosas, el panteón fenicio, tenía muchas más deidades con actividades específicas, como el sidonio Eshmun, cuyo cometido era la curación, Dagón, estaba asociado con el trigo y los cereales y Reshef, con las plagas.
El poder sacerdotal debió ser muy grande, ya que para los fenicios la religión asumía un papel primordial. Los sacerdotes y sacerdotisas formaban una jerarquía con un sacerdote a la cabeza a cargo de cada templo y ejercían gran influencia no solo en el ámbito religioso, sino económico y político en la sociedad. Los templos eran lugares grandes y complejos, pero hay pruebas de que gran parte del culto fenicio tenía lugar en pequeños santuarios al aire libre. Son muy escasos los restos de templos, pero un santuario algo mayor, recientemente descubierto por James Pritchard, en su nueva y reciente excavación en Sarepta, tiene la forma de un pequeño edificio rectangular, dentro del cual se alza un altar. El sacrificio era una importante característica de la religión fenicia. Es importante, también reconocer que, los fenicios practicaban el más extremo sacrificio, ofrendaban a sus dioses vidas humanas y cuyo propósito era el de aplacar y fortalecer al dios. Esto les valió el rechazo de sus vecinos hebreos en la fenicia oriental y el de Roma en la fenicia occidental, pues Cartago lo siguió practicando por mucho tiempo. En la obra "La rama dorada" de Frazer, confirma tan desgraciado aserto: "Esta fue la manera como los cartagineses sacrificaban a sus niños a Moloc; las criaturas eran colocadas en las manos de bronce de una imagen con cabezas de ternero, desde las que se deslizaban dentro de un horno encendido, mientras la gente bailaba al son de flautas y panderos para ahogar los gritos de las víctimas que se quemaban". Moloc, era un dios que introdujeron los semitas, quienes le rindieron culto y adoración con cierta asiduidad. Pronto fue asimilado por los fenicios que, como ya es sabido, llegaron a quemar criaturas para tener contento al dios. Aparecía representado bajo la forma de figura humana en estatuas de metal; sus brazos estaban abiertos para recibir a sus indefensas víctimas. Por la mente de los cartagineses atravesaba la peregrina idea de que así se reavivaba el calor que el Sol desprendía y, además, se fortalecía el poder de los reyes y soberanos. El sanguinario ritual parecía, así, directamente relacionado con el astro-rey.
Como prueba de los sacrificios humanos en la fenicia oriental solo se dispone de algunas referencias en el Antiguo Testamento. De la fenicia occidental se tienen pruebas irrefutables en las excavaciones de un antiguo cementerio de Cartago, donde se han exhumado pequeñas vasijas de arcilla que contenían los restos de criaturas y niños. Mezcladas con estas urnas hay otras que contienen los restos de jóvenes animales como cabritos, corderos, gatos y cachorros.



- La Creación

La cosmogonía fenicia nos explica la formación del universo a partir de una especie de caos acuoso, formado por una mezcla de aire vaporoso y agua turbia. Todo lo cual dio lugar a la formación de limo, o barro, del que nacería la vida; aunque ello sucedió después de que hubiera transcurrido una inmensidad de tiempo. Y es que el principio de todas las cosas fue el Tiempo: "el Tiempo cósmico que abraza todo en él".
Una serie de eventos diferenciados que, por amor de la oscuridad y del deseo llegaron a confluir en lo más recóndito del mundo, una vez que hubo tiempos hicieron posible el advenimiento de la vida. El último en actuar fue el Sol que, con su calor, separó el agua del barro, y la nube del aire lo cual hizo posible el origen de lo diverso y, por ende, el inicio de lo que ha dado en llamarse creación. El ruido ensordecedor, semejante al trueno, y la luz enceguecedora, similar a la del rayo, despertaron a todas las criaturas, tanto a los machos como a las hembras, que hasta entonces permanecían aletargadas, las cuales corrieron asustadas y se desperdigaron por la faz de la Tierra para, así, poblarla; labraron los campos y, en un principio, adoraron como a dioses a los frutos mismos que la tierra les procuraba. Con el correr del tiempo, descubrieron el fuego, se cubrieron con ropajes diseñados por ellos mismos, inventaron la escritura sobre tablas de arcilla y sobre papiros y, de nuevo con el tiempo como aliado, descubrieron el poder de la magia y los principales remedios contra el veneno de muchos reptiles.









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