Se dice que... "en el principio, Dios creó las maravillas del mundo. Sin embargo, cuando terminó se dio cuenta que había muchos trozos sueltos. Tenía partes de ríos y valles, de glaciares y desiertos, de montañas y bosques, de praderas y colinas. En vez de dejar que estas maravillas se perdieran, Dios las dispuso todas en el lugar más remoto de la tierra. Y a todas estas partes, ahora juntas, las llamo Chile"... Esta es una forma, tal vez poética, pero no menos verdadera, de describir a este país que posee todo un largo escenario con una gran variedad de naturaleza que lo ornamenta. Escenario que se presta, sin duda, para echar a volar la imaginación y crear personajes, dioses o seres mitológicos.
La mitología chilena es bastante abundante, en especial en ciertas áreas geográficas, y por
lo mismo hemos realizado una selección de algunos de los mitos y leyendas más conocidos según
su ubicación en la zona norte, centro y sur.
+ Zona Norte:
En el norte del país nos encontramos con personajes y leyendas que básicamente se relacionan
con la minería y el desierto. Algunos de estos personajes son: el Yastay, el Alicanto,
la Lola, la Buena Moza, el nino cruel, etc.
+ Isla de Pascua:
Tal como ocurre en otros lugares de Chile, en Isla de Pascua la mitología también ha desarrollado
una cosmovisión particular, que ha llevado a sus habitantes a explicaciones muy
singulares sobre la creación del hombre y de su territorio. Algunos de estos personajes o
dioses son: Make-Make, Uoke, tatane, Ariki-Mau, etc.
+ Zona Central:
La vida campestre que se desarrolla en la zona central de Chile ha contribuido a la creación
de mágicas historias y de seres fantásticos. Como por lo general estas historias han
sido transmitidas en forma oral, la versión original se ha ido modificando a través del
tiempo, pero siempre sigue representando las vivencias propias de un lugar. Algunos de estos
personajes son: la Calchona, la Cuca Negra, la Cuca Blanca, la Cuca Cordillerana, el
Chonchón, el Pihuchén, etc.
+ Zona Sur:
Esta región tienen un carácter distinto a los del resto del país, debido a su geografía y
clima, que estimulan la fantasía. Con este antecedente, resulta comprensible entender que
fenómenos como la neblina, los fuertes vientos, los bosques espesos y los mares agitados
hayan sido la fuente inspiradora de una nutrida tradición mítica, que se representa en personajes
y escenas.
Esta es la zona más rica en personajes y dioses mitológicos ya que debemos incluir la mitología
Mapuche y la del archipiélago de Chiloé.
Una de las leyendas más conocidas de esta zona es la de Las Tres Pascualas, que transcurre
a fines del siglo XVIII en la región del Biobío. Las Tres Pascualas eran unas hermanas muy
hermosas cuyo oficio de lavandera las hacía concurrir diariamente, mañana y tarde, a lavar
ropa a la orilla de una laguna. Un día llegó hasta la casa de las tres muchachas un forastero
que solicitó hospedaje, siendo acogido gustosamente por el padre de las jóvenes. Todos
los días, al caer la tarde, el hombre regresaba hasta la casa y miraba a las Pascualas que
volvían cantando, con sus lindas trenzas rubias y su atado de ropa sobre la cabeza. El joven
se enamoró de las tres hermanas, y cada una, secretamente correspondió su amor. Pero no
sabiendo a cuál elegir como su esposa, les dio cita a las tres en la orilla de la laguna. A
las doce de la noche el forastero remaba, pero al ver reflejarse en las aguas a las tres
Pascualas, empezó a llamar: "Pascuala, Pascuala, Pascuala". Al escuchar su nombre, las hermanas
se creyeron elegidas y comenzaron a adentrarse en las traicioneras aguas, muriendo
ahogadas. Desde entonces, en las encantadas noches de San Juan, a las doce de la noche se
ve un bote y surge una voz que llama desesperadamente a las mozas.
Algunos de sus personajes son: Pillán, Wekufus, Anchimallén, el Trauco, la Pincoya, la Fiura,
el Camahueto, el Invunche, el Basilisco, etc.
San Juan es un santo muy popular en distintos lugares de Chile. Su festividad se celebra el 24 de junio, y de las conmemoraciones religiosas es la que el pueblo acoge con mayores manifestaciones de fervor pagano. Ese día se bebe y come, especialmente un estofado que lleva su nombre, y cuya preparación varía según la zona geográfica. A medianoche no faltan las pruebas adivinatorias para saber cómo será la suerte de quienes consultan. Algunas de las más características son la del papel entintado, las papas, el espejo y las flores. El papel entintado consiste en colocar una gota de tinta sobre distintos papeles cuadrados, que luego se doblan y tiran debajo de la cama. A las doce del día siguiente, se sacan los papeles y las figuras que se hayan formado reflejarán el destino de la persona. Algo similar ocurre con las papas, que también se tiran bajo una cama. La particularidad de esta prueba es que se depositan tres papas: una pelada, la otra con cáscara y la otra a medio pelar. Dependiendo de cuál sea la primera que se saque es la suerte que se tendrá. La prueba del espejo consiste en tomar un paño blanco, mojarlo, estrujarlo, y luego colocarlo delante de un espejo, ubicando el paño a la altura del corazón. La figura que se refleje en el espejo será el destino. Respecto a las flores, se dice que durante la noche de San Juan florecen tres: la del agua, la del ajo y la de la higuera, y que quien logra verlas tendrá gran fortuna.
Es frecuente en la mitología chilena encontrar historias relativas a entierros, tesoros ocultos
y derroteros mineros. Los entierros pertenecen al mundo de la brujería o las alucinaciones,
en las que no faltan extraños aparecidos. Hay ciudades en las cuales es frecuente
escuchar que guardan grandes entierros, pues antiguamente no existían ni bancos ni cajas
fuertes donde se pudieran guardar los valores. Las personas hacían enormes hoyos, tanto en
el suelo como en los murallones de las casas, para enterrar los objetos de valor. La tarea
de encontrar estos entierros se hacía muy difícil porque sus propietarios entregaban las
señas de su ubicación poco antes de morir, y nunca eran muy claras. Otras veces las personas
adineradas morían sin dar ninguna información sobre el codiciado botín. Los tesoros escondidos
se relacionan con historias de piratas. En Chile, como en otros países americanos,
hubo frecuentes visitas de filibusteros a sus costas quienes, se dice, escondían magníficos
tesoros que pensaban volver a retirar. Para ello ordenaban a algún subalterno cavar un foso
en un lugar estratégico, después de lo cual lo asesinaban para que no revelara el secreto.
Se habla mucho de estos tesoros, pero el que más curiosidad despierta es el tesoro del pirata
Francis Drake.
Los derroteros mineros son tesoros sepultados que pertenecen a un genio que lo defiende y
vigila. Para esto adopta formas de animales, como un guanaco, un zorro rojo, un buitre, o
un cabro negro que desaparece entre las grietas. Algunas personas cuentan que las vetas de
plata u oro son cuidadas por un zorro rojo de lomo cerdoso y cola erizada. Los mineros creen
que este zorro es un brujo transformado en animal. Se dice que para poder sacar los entierros,
los tesoros y los derroteros, hay que cumplir con ciertas recomendaciones y creencias,
porque quienes intentan apoderarse de ellos sufren desgracias y mala suerte.
A lo largo de todo el país es común encontrar casas abandonadas que con el tiempo se han llenado de leyendas. En todos los pueblos existen casas donde penan; se ven fantasmas y se oyen ruidos como arrastres de cadenas y golpes. Estas construcciones despiertan el recelo de la gente y nadie se atreve a habitarlas. Según la creencia popular las casas se cargan, y en ellas los moradores viven abrumados de males y desgracias. Para descargarla se realizan sahumerios y oraciones a santos como San Bartolomé. Si lo que se quiere es evitar que el mal entre en una casa, se debe colgar una rama de salvia en lo alto de las puertas. Cuando la salvia llora, significa que se está aproximando el mal a la casa o gente dañina.
La caverna de las vírgenes se halla en el sitio llamado Ana-o-Keke, en el extremo este de Isla de Pascua, en un precipicio cortado abruptamente sobre el océano. Al fondo, la resaca barre con furia la pared rocosa, de unos trescientos metros de altura que cae a pique sobre el mar. A media pared, se abre la estrecha boca de una caverna. Allí, grupos de jóvenes alejadas de la luz del día, debían permanecer, hasta tornarse blancas para su boda; así asegurarían a sus enamorados una descendencia con apariencia de hombre blanco. La alimentación de las mujeres era depositada a la entrada de la caverna por medio de cestos que bajaban desde lo alto del acantilado. Durante un ataque de piratas buscadores de esclavos que sufrió la isla, olvidaron el alimento de las vírgenes y las pobres, murieron de hambre enterradas en la gruta. Algunas osamentas están esparcidas sobre el frío barro de esta cueva en la que jamás entra la luz. Se asegura que hay noches en que se escucha el lamento de sus espíritus abandonados.