Asturias no tuvo más nombre que este, pues antes de ser llamada así, no fue llamada de ningún
otro modo. Por él, sus ribereños fueron llamados astures y su capital Astúrica Augusta.
Un territorio que, fue llamado a veces "La Tierra de las Asturias".
Los pobladores prerromanos de Asturias no se hallaban en estado de salvajismo, se dedicaban
al pastoreo, la agricultura, habitaban en poblados fortificados y conocían la metalurgia
del bronce y del hierro, confeccionaban joyas muy elaboradas, fabricaban recipientes de
cerámica, aperos de labranza, labraban la madera y realizaban muchas otras tareas artesanas.
Tenían una organización gentilicia, se regían por leyes y normas consuetudinarias y tenían
su religión. Cantaban y tocaban instrumentos musicales y tenían fiestas y competiciones
atléticas. Tenían pues, a la llegada de los romanos un nivel cultural similar a los galos,
germanos y demás pueblos indoeuropeos del septentrión de la época, a todos los cuales
llamaban los romanos "bárbaros".
Según Estrabón, había referencias a que dormían en el suelo, comían en bancos adosados a la
pared (en orden según dignidad), bebían en cuencos de madera, comían sobre todo carne de
cabra, y en su ausencia, hacían harina de bellotas para fabricar pan. También tenían cerveza,
y comerciaban algo de vino para ocasiones especiales (cuando bebían solían danzar los
hombres al son de flautas y trompetas). Las mujeres también bailaban mezcladas con los hombres,
unidos por las manos. No tenían aceite, por lo que usaban grasa para cocinar. Los
hombres usaban capa negra, y las mujeres gustaban de vestidos policromos. Ellos llevaban el
pelo largo como las mujeres, y en la batalla lo ataban con un frontal (elemento similar al
que usaban los germanos o los indios del norte) hecho de cuero, probablemente adornado con
diversos motivos y objetos. También solían llevar consigo una pócima venenosa para quitarse
la vida en casos extremos. Ya citaba Cayo Plínio Segundo, la cría de caballos Asturcones
por parte de los Astures, e incluso antes de las invasiones, en el año 80 a.C., se
encuentran alusiones a ellos en Roma por parte de Plínio, Marcial y Silo Itálico.
Asturias, habitada desde tiempos inmemoriales por los astures, pueblo celta, y como tal,
profundamente relacionado con la naturaleza y todos sus fenómenos. Este entorno natural
proveía a las comunidades astures de dioses y demonios. De esta forma se crearon personajes
mágicos que llenaron la vida religiosa de las distintas concentraciones de población astures
durante muchos siglos, y que, gracias al aislamiento secular de muchas comunidades han
sobrevivido hasta nuestros días. En la cultura tradicional asturiana el mundo no se percibe
y explica de la misma forma que hoy lo hacemos en las ciudades. Es otra forma de entender
la existencia del hombre y de los objetos que le rodean. Por otra parte, la variedad
climatológica de Asturias ha contribuido a crear una gran cantidad de seres sobrenaturales.
Las leyendas Celtas se unen a elementos romanos, creando, de esta forma, una diversidad
mitológica, poblada por una gran cantidad de seres extraños y huidizos, como los propios animales
que poblaron los bosques astures. Todo esto a dado lugar a que Asturias se convierta en uno
de los sitios mágicos de España.
Cuando llega la noche, el mundo del ensueño y la fábula abandona su escondite y se extiende
por los peñascos, las fuentes, los mesetones, las ruinas y los espacios. Se oyen sus pasos
lentos, en la sombra; junto con los rumores de la brisa, de la fronda, de las aguas, se escuchan
otros rumores de blandísimo sonido, hay una resurrección en el fondo de la noche y
de él se escapan las Xanas, los Busgosu y los Trasgus, que corren en multitud a poblar los
venajes, los bosques, los ríos y los hogares.
En la mitología de Asturias veremos que la tormenta no es solo la tormenta, detrás está el
Nuberu. Como anteriormente decíamos, el bosque tiene su propio espíritu: el Busgosu. Sobre
las aguas y las espumas del mar pulula el Espumeru. Trayendo y llevando rumores del aire se
mueve el Ventolín. Las cosas desaparecen porque las esconde el Trasgu o peor aún porque las
llevó el Sumiciu y entonces no aparecerán más. En el secreto del bosque aparecen los murmullos.
Es la hora del misterio y del silencio. La Xana se acogió a la fuente, el Diañu burlón se
adentró en el bosque, el Trasgu revuelve la cocina y la Güestia recorre los caminos.
Es la hora en que parece que las cosas adquieren transparencias de cristal y permitieran
ver a través, las largas sucesiones de fantasmas de los tiempos mitológicos. En las vetas
oscuras de la noche, aún hay cuajados temblores y centelleos y llamas de la lumbre de sol,
rojo y ardiente, de la mitología primitiva...
La mitología en Asturias, debido a su situación geográfica, es de origen celta, por lo que gran número de sus personajes coinciden con otros de diferente nombre que también aparecen en otras regiones celtas (en España).
Como en todas las culturas celtas, en la cultura asturiana, existen muchos personajes
mitológicos, viviendo algunos de ellos siempre próximos a las personas, otros prefieren el
bosque o el río para esconderse. De igual modo hay unos tantos que prefieren el día y otros la
noche. Por ello podemos clasificarlos en seres del día y de la noche, del bosque, del agua
o de la casa, según el lugar y el tiempo que prefieren para mostrarse a las personas.
Los más representativos de cada grupo, aunque existen muchos más, son: