Pienso que Dios ha indicado a la humanidad, a través de su profeta Daniel, cuándo va a suceder
el fin del mundo y nos da para ello tres cifras encriptadas para descifrarlo.
El hecho de ser tan simple ha provocado que nadie diera con ella hasta ahora. ¿Quizás estaba
previsto así?.
Lo cierto es que numerosos estudiosos de la cábala y de la numerología han sumado las
distintas combinaciones de números contenidas en la Biblia, obtenidos tras sustituir las
letras de las palabras por números, sin lograr ningún resultado concreto, pese a utilizar
los más potentes ordenadores para ello. La confusión ha sido y es enorme.
De tan sencilla que resulta la resolución de las claves secretas contenidas en Daniel 12,
parece poco razonable atribuirle ningún crédito. Pero solo es una impresión superficial. A
poco que se reflexione nos daremos cuenta de que puede ser cierta, y que la realidad internacional
actual coincide alarmantemente con esta profecía.
Por insólito que parezca nos da la fecha de julio del 2026 como la más probable para el
fin del mundo, aunque también pudiera ser, con mucha menor probabilidad la de julio del año
2005 (ya pasó).
Lo más increíble de todo lo descubrí cuando, para completar este libro, estudié a fondo el
libro de Jean-Charles Fontbrune, "Nostradamus 2000-2025, ¿Guerra o paz?", (de editorial
Robinbook, robinbook@abadia.com). En él encontré las interpretaciones que da sobre las
profecías (Nostradamus), y en ellas sostiene que finalizará el mundo en el 2025. ¿Extraña
coincidencia, no?. ¡Las profecías de Nostradamus acaban en el 2025!.
Temo que suceda en el 2026. Como rareza añadida debo dejar constancia de la sorpresa que me
produjo saber que Nostradamus, médico y profeta del siglo XVI, señaló que a partir de la
entrada del séptimo milenio, que comienza en el año 2001, se iniciará una época de guerras
que durarán 15 años y que harán que Rusia se alíe con China y con los países del Islam,
formando un inmenso bloque contra los judíos, los EEUU y los aliados de la OTAN.
Había escrito lo mismo sin conocer en detalle esas profecías hace dos meses. En el tema de
Daniel (tratado en el siguiente tema de esta sección), hay tres cifras clave por descifrar
para encontrar el número que denominaremos "número mágico".
En Daniel 12,7 esta: Esto será dentro de un tiempo, dos tiempos y medio tiempo; en Daniel
12,11 esta: mil doscientos noventa días y en Daniel 12,12 esta: dichoso el que sepa esperar
y llegue a mil trescientos treinta y cinco días.
La misma expresión figura sorprendentemente en el Apocalipsis de San Juan, en 12,14: "Pero
a la mujer le dieron las dos alas del águila grande para que volara al desierto, al refugio
en que, lejos de la serpiente, debe ser mantenida por un tiempo, dos tiempos y la mitad de
un tiempo".
Un período de tiempo, dos períodos de tiempo y medio período de tiempo, significa: si
tiempo = x, y la incógnita = y, la incógnita es el resultado de sumarlos tres tiempos entre si,
(el tiempo que queda para un acontecimiento no lo podemos restar puesto que ya habría pasado).
Tenemos que x + 2x +1/2x = y -> 3 x + 1/2 x = y -> 3,5 x = y. Aquí tenemos el 3,5 al
que llamaremos A. 3,5 es el resultado de una operación aritmética que resuelve la ecuación
contenida en la primera cifra encriptada.
La prueba de que el 3,5 puede ser un número "divino" y de que por lo tanto vamos "por el
buen camino", está en que figura también en el Apocalipsis de San Juan, en el capítulo 11,
versículo 9, lo que es asombroso, porque figuran muy pocas cifras en el Apocalipsis:
"Y sus cadáveres quedarán expuestos a las miradas de los hombres de todos los pueblos, razas,
lenguas y naciones durante tres días y medio y no dejarán que los sepulten".
También figura el 3,5 en el evangelio de Lucas 4,25: "Créanme que había más de una viuda en
Israel en los tiempos de Elías, cuando durante tres años y medio el cielo no dio lluvia, y
un hambre grande asoló a todo el país".
Si sumamos los números que forman el mil doscientos noventa veremos que suman 12, es decir
1.290 = 1+2+9+0 = 12; 12 = 1+2 = 3; tenemos el primer tres al que llamamos B.
De igual modo si sumamos los números que forman mil trescientos treinta y cinco 1.335 =
1+3+3+5 = 12; 12 = 1+2 = 3; obtendremos el segundo tres al que llamaremos C. Hasta ahora
tenemos un resultado matemático por cada una de las tres cifras herméticas. El 3,5, el 3 y
el 3, a los que hemos llamado A, B, y C.
Debemos encontrar un número que vincule la segunda con la tercera cifra hermética, porque
las dos representan dos fechas, 1.290 y 1.335.
Hemos sumado sus números entre sí. Si restamos las dos cantidades que representan tendremos
otra cifra: 1.335 - 1.290 = 45; 4+5 = 9.
Como vimos mas arriba la suma de sus números contemplados individualmente suman 3 y 3,(B y
C). Ahora si sumamos estas dos cifras (B+C) 3+3 = 6, si sumamos este 6 con el 9 de la resta
de arriba (1.335 - 1.290) nos da: 6 + 9 = 15 y 1+5 = 6.
El 6 representa el número que nos vincula la 2ª con la 3ª cifras secretas o mejor dicho,
herméticas.
Ahora que tenemos vinculadas la segunda con la tercera cifra en clave de Daniel 12, debemos
hallar un vínculo que relacione la primera, el 3,5 con la que vincula la segunda con la
tercera, el 6.
Si queremos vincular las tres cifras que son el resultado de operaciones aritméticas, multiplicamos
6 por 3,5 y obtendremos 21; 6x3,5 = 21. 21 es el primer número, al que llamamos
"mágico", que nos vincula las tres cifras secretas entre sí.
Curiosamente 21 es el 12 al revés y 21 + 21 = 42 cifra que aparece en el Apocalipsis de San
Juan en el capítulo 11, versículo 2. Y en 13,5 cuando refiriéndose al Anticristo dice textualmente:
"Le dieron una boca fanfarrona y blasfema, le dieron autoridad para actuar cuarenta y
dos meses".
"11,2 No te preocupes en medir el patio exterior, porque fue entregado a los paganos, los
cuales pisotearán la Ciudad Santa durante cuarenta y dos meses".
21 es el número mágico que hará que multiplicado por los otros tres resultados entre sí, y
por el resultado aritmético de sumar sus números (otro 3), hallemos la cifra que buscamos,
y que Dios manifestó a Daniel, y que hasta ahora no se ha descubierto.
Combinando entre sí las cifras que componen el que hemos denominado número mágico nos dará:
21 = 2 + 1 = 3, que llamaremos D, es el tercer 3 que nos faltaba para combinar la trinidad
de treses que debemos multiplicar por el "número mágico" y por el resultado de la primera
ecuación, 3,5.
Estos números son los que nos darán la fecha en la que se producirá el fin del mundo, la
cifra que buscamos desde hace más de 2.000 años.
Para ello debemos recordar que ha salido el número 3 tres veces, el número 3,5 una vez y el
número 21 una vez; y que todos son el resultado de una operación aritmética que vinculan
las tres cifras de Daniel 12.
Multiplicando entre ellos los números encontrados hallaremos la fecha que buscamos desde
hace miles de años.
Repasemos:
a) x + 2x + 1/2 x = y -> 3,5 x = y. Al 3,5 le hemos llamado "A".
b) 1335 = 1+3+3+5 = 12 = 1+2 =3; A este 3 le hemos llamado "B".
c) 1290 = 1+2+9+0= 12 = 1+2 = 3; A este 3 le hemos llamado "C".
d) 1.335 - 1.290 = 45; 4+5 = 9.
e) 3 + 3 + 9 = 15 = 1+5 = 6.
f) 6 por 3,5 = 21; Al 21 le hemos llamado "número mágico".
g) 21 = 2+1 = 3. A este 3 le hemos llamado "D".
Si multiplicamos todos los resultados entre sí, es decir si multiplicamos A por B por C y
por D y por el número mágico nos da 1.984,5 (21x3x3x3x3,5=1.984,5).
En el capítulo 11, versículo 2 del Apocalipsis de San Juan aparece el número 42, si sumamos
1.984,5 + 42 nos da 2.026,5 (*).
"11,2 No te preocupes en medir el patio exterior, porque fue entregado a los paganos, los
cuales pisotearán la Ciudad Santa durante cuarenta y dos meses".
Si a 1.984,5 que es, como vimos, la consecuencia de multiplicar entre sí los resultados
obtenidos a partir de las tres cifras que figuran en el capítulo 12 de Daniel, le sumamos
21 porque 1984 (el año) ya ha pasado y no fue el fin del mundo, nos da como resultado el
año 2005,5, es decir, el fin del mundo puede producirse en julio del año 2005 (para mí en junio/julio
del 2006 por que 2005,5 = 2005 + medio añ), interpretando
libremente el capítulo 12 del profeta Daniel.
Otras curiosidades relacionadas con el capítulo 12 de Daniel.
La prueba de que puede ser la cifra correcta es que figura en el capítulo 12 de Daniel (que
por cierto también suma 3), y que Jesús hace referencia a este capítulo de Daniel (12,11)
en el Evangelio de Mateo en 24,15: "Cuando veáis entronizado en el lugar sagrado el ídolo
abominable anunciado por el profeta Daniel (el lector que lo entienda)".
En Mateo 24,15 se hace referencia al profeta Daniel y a su capítulo 12, curiosamente 24,15
es igual a 2+4+1+5 = 12 = 1+2 = 3. Además recordemos que 21 es 12 invertido.
La ecuación está en el versículo 7, 1.290 está en el versículo 11 y 1.335 en el versículo
12. Curiosamente 7 + 11 +12 = 30 = 3 + 0 = 3 (una vez 3). También "Daniel" es un nombre
compuesto de 6 letras; 6 = 3 + 3 (dos veces 3). 21 por 21 por 21 = 9.261 = 9+2+6+1 = 18 ->
1+8 = 9 = 3+3+3 (tres veces 3). 21x21 = 441 -> 4+4+1 = 9 = 3+3+3. Además en el Apocalipsis
de San Juan en 11, 3 aparece la cifra 1.260. 1.260 = 1 + 2 + 6 + 0 = 9 -> 9 = 3+3+3.
En el capítulo 21 versículo 16 del Apocalipsis del apóstol San Juan nos dice que la nueva
ciudad de Jerusalén, en el cielo, como si fuera lo que ahora llamamos un Ovni, tenía 12.000
estadios de lado, y era un cubo resplandeciente como un brillante, con igual ancho, largo y
alto (Doce mil estadios de lado significan 2.400 kilómetros de ancho, 2.400 Km de alto y
2.400 Km. de largo, realmente impresionante). 12.000 = 1+2+0+0+0 = 3 (una vez 3).
2.400 = 2+4+0+0 = 6 = 3+3 (dos veces 3). 21,17 ...la muralla medía 144 codos, 1+4+4 = 9 =
3+3+3 (tres veces 3).
Siempre la trinidad, la tríada, el tres, la trilogía están presentes en estos capítulos de
la Biblia dedicados a explicarnos los acontecimientos futuros.
Tengo un amigo, Andrés, que cuando comentamos hasta qué punto podía ser cierta mi interpretación
sobre la profecía sellada, se quedó tan asombrado con el número 21 (12 al revés como
dice él), que estuvo dándole vueltas a la cabeza hasta que descubrió a modo de entretenimiento
que 21 x 21 = 441 y que 441 x 441 = 194.481 -> 194.481 se puede escribir 1944 + 81 y
curiosamente da 2.025 la cifra cercana al propuesto 2.026, pero la misma sugerida por Nostradamus
en el siglo XVI.
Si contamos desde las 00 horas del año 0 como año cero o como año uno vemos que 2.025 puede
ser igual al 2.026. Con lo que tenemos otro argumento a favor del 2.026.
Finalmente en ese capítulo Dios da a la humanidad 3 cifras para descifrar a través de su
profeta Daniel.
La trilogía, incluso la trinidad, está presente en todas y cada una de las manifestaciones
directas o indirectas del capítulo 12 de Daniel, y del Apocalipsis de San Juan. Por ello la
fecha más probable para que suceda el fin del mundo no será el año 2.005 sino julio del
2.026 ya que hay que volver a sumar el número mágico una segunda vez para que aparezca tres
veces.
Así 21 x 3,5 x 3 x 3 x 3 = 1.984,5 + 21 = 2.005,5 + 21 = 2.026,5. Combinamos la cifra 21,
3 veces, la primera multiplicando y la segunda y tercera sumando. Pero además, como ya
hemos explicado anteriormente, coincide también con el resultado de sumar 1.984,5 con 42,
(la cifra de Apc. Juan.11,2), suma 2.026,5. 1.984,5 + 42 = 2.026,5. También coincide con la
cifra hallada en el Apocalipsis de San Juan en 13,5 cuando refiriéndose al Anticristo dice
textualmente: "Le dieron una boca fanfarrona y blasfema, le dieron autoridad para actuar
cuarenta y dos meses". Como prueba de la multiplicación si dividimos 42 meses por 12 meses
que tiene un año nos da el número 3,5. Sorprendente, ¿verdad?.
Además es el tercer argumento a favor del 2.026. De este modo 2.026 será probablemente, si
no lo remediamos, la fecha del próximo fin del mundo.
También es bastante probable que la Tercera Guerra Mundial comience en el 2.001 y acabe en
el 2.026, (Nostradamus dice que durará 25 años), hasta que todo se acabe y venga la paz de
Dios y su Juicio Final. O sea, tenemos hasta finales de junio o principios de julio del
2026 para arreglar lo que debamos arreglar, y aquí cada cual con su conciencia.
Está demasiado cerca pero podemos entre todos intentar hacer algo para evitarlo; siempre
nos quedará la tranquilidad y el orgullo de haberlo probado, y si después de intentarlo por
todos los medios no se ha podido salvar el mundo, podremos salvar nuestra alma, con lo que
ganaremos seguro un mundo mejor.
Este momento es crucial para que los países del mundo tuvieran claro que el destino de la
humanidad está en sus manos, y que avisados como estamos de que el fin del mundo estaría cercano,
cambiaran el rumbo de la política internacional, convirtiendo la tierra en un lugar
habitable por todos, haciendo un mundo más solidario, más justo, más espiritual. Un mundo
donde la doctrina de Cristo, que es casi idéntica en sus principios básicos a la de Mahoma,
o a la budista, fuera nuestro camino a seguir, nuestra meta a alcanzar en nuestra andadura
por esta vida física.
El problema es que el demonio nos ha seducido de tal modo que todo lo que no sea "adorar al
becerro de oro", el dinero, (el dios dinero, como dice Jesús en los Evangelios), no tiene
sentido para casi nadie; con lo que hemos creado una sociedad atea, donde no existe el
temor de Dios, ni se considera su existencia, ni por tanto se actúa según sus principios.
Lo que antes era: Dios, patria, educación, espiritualidad, justicia social, temor de Dios,
solidaridad, etc, nos lo han sustituido por: poder, por la carrera para tener más dinero,
mejor posición social, más que el vecino, pasando por encima de todo.
Se mide a las personas por su dinero, no por su valía. Se intenta, y se consigue, llenar
con palabras vacías a las masas controladas y aborregadas, mentalmente dispersas permanentemente.
Nos preocupamos de nuestros problemas domésticos sin que nos demos cuenta de a dónde va la
humanidad.
Tenemos una sociedad vacía de valores espirituales y morales, codiciosa y egoísta, carente
de contenido espiritual. La televisión es la reina de la información, y por tanto de la
mediocridad. Desinforma permanentemente; es más fácil ver la televisión que leer, por eso
el hábito de la lectura se está perdiendo, y además es más fácil ver la tele que pensar en
la realidad que nos rodea, o en el prójimo o en nuestra vida espiritual.
Nuestros cerebros tienden a la dispersión antes que a la concentración, por eso es más
fácil mirar la tele, con una actitud de encefalograma casi plano, que no leer un libro que
requiere atención y concentración. En cuanto a nuestros ídolos, los protagonistas de las
películas de la tele, ninguno cree en Dios, ni les hace falta Dios para nada.
Los sociólogos y los productores saben que eso crea moda. Por eso nuestra juventud no cree
en Dios.
A "nuestros" héroes del cine Dios no les hace falta porque son tan fuertes y poderosos que
ellos solos vencen a los malos, o incluso al maligno como en el caso de la película "el
Final de los Días", donde el protagonista mata al diablo solito. ¡En fin!. El hombre como
Dios, o peor todavía, en la película "Pactando con el demonio" con el actor Al Pacino, no
solo el diablo se presenta como un ser poderoso rodeado de lujo, vicio, sexo, dinero y
poder, sino que aparece al final de la película como ganador en la batalla entre los ángeles
y los demonios, argumentando que Dios no hace nada por los hombres y él si.
Nadie hace películas donde se promueva la urbanidad, la buena educación, los buenos principios,
el rezar; parece reaccionario y antiguo, por eso la juventud vive de espaldas a Dios.
Nos estamos cargando a la naturaleza, estamos arruinando los recursos naturales, que son
patrimonio de las generaciones futuras, pero no nos importa. Contaminamos nuestras aguas,
el cielo, la capa de ozono, pero no importará demasiado pues seguimos contaminando.
Recientemente se reunieron los países del mundo para limitar la emisión de gases contaminantes
a la atmósfera y no hubo acuerdo. Los países más ricos del mundo los denominados G7,
EEUU, Canadá, Alemania, Francia, Italia, Japón y Reino Unido, reunidos en La Haya a final
del año 2000, no quisieron limitar sus emisiones contaminantes; pretendían comprar su cuota
de emisión a los países pobres con su dinero, (el becerro de oro), menos mal que éstos
afortunadamente se opusieron.
Ahora la humanidad debería encontrar el camino correcto, deberíamos optar entre buscar la
espiritualidad y la solidaridad real, (no de boquilla), la paz real entre los pueblos; o
seguir con el materialismo destructor que ahora nos condena a la extinción como especie,
sin que casi nadie se de cuenta de ello.
El cambio climático, la enfermedad de las vacas locas, el Sida, el cáncer, los innumerables
desastres naturales que sufrimos cada semana en el planeta tierra, ¿no son ya los dolores
del parto que anunciaba Jesús al final de nuestros días?.
A todo esto la Iglesia sigue junto al poder, le va el fasto, el lujo, la adoración del becerro
de oro, da la sensación que el mundo está dominado por gente sin fe, sin verdadero
temor de Dios, ni amor por Él. Jesús se pregunta en Lucas 18,8, cuando llegue el Hijo del
Hombre ¿HALLARÁ FE EN LA TIERRA?. ¡Y no será que no nos han avisado!.
(*) Según el autor de éste texto sería el año 2026,5. En mi opinión
debería ser entre junio/julio del 2.027 porque 2026,5 = 2026 + medio año.
Fuente de información:
- "Las Profecías ocultas en la Sagrada Biblia", autor: José Villar Fernández - 1ª edición
marzo del 2.001, Impreso por Romanyà Valls S.A. P. Verdaguer, 1 Capellades (Barcelona).
Depósito legal: B-19.369-2001 ISBN: 84-95529-04-1.
- Página Web "El secreto de las Estrellas" - http://www.thesecretofthestars.com/