En la Bretaña francesa se encuentra uno de los conjuntos megalíticos más importantes del
periodo neolítico, de una antigüedad estimativa entre el IV y III milenio a.C. Es decir
que, casi 4.000 años antes de que Julio César viviera la Guerra de las Galias, ya había una
abundante comunidad de hombres neolíticos enterrándose bajo grandes piedras y erigiendo
hileras interminables de menhires para festejar sus conmemoraciones, o con cualquier otro
sentido ritual que hoy no alcanzamos todavía a comprender. En este lugar existen desde simples
menhires hasta complejos dólmenes. Entre tanta cantidad de megalitos sorprende por su
singularidad los alineamientos de menhires. Hileras de ellos a lo largo de cientos de metros,
son comunes: el de Le Ménec, 1165 metros de longitud sobre 100 m de ancho para 1099
menhires en 11 líneas. Las piedras más grandes que los componen alcanzan una altura de 4
metros. Los alineamientos del Ménec empiezan a Sur Oeste por un Cromlech (círculo lítico)
que todavía comprende 71 bloques salvados, algunos de los cuales
hacen parte de las construcciones del Ménec. Un cromlech
muy alterado todavía existe al Este.
Entre Le Ménec, Kermario y Kerlescan, se pueden sumar unos
3.000 menhires que aún permanecen en pié puestos en hileras.
La mayoría son de dimensiones que llegan a medir hasta 6 m. de
altura. Todos los alineamientos son paralelos, en Kerlescan se
compone de 555 menhires, orientados a Este/Oeste, las piedras
se reparten en 13 líneas. En su extremidad Oeste se halla un
cromlech de 39 piedras y cada complejo tiene unos 100 metros
de anchura.
Conectados con estas hileras de piedra hay altares y círculos
de piedra, además de tumbas.
¿Por qué alineaban tantos menhires?, ¿qué significado tendrían?.
Es imposible saberlo, pero los estudiosos de este tema
piensan que cada menhir representa a un antepasado muerto. El
culto a los muertos que parecen haber practicado todas las
cultura megalíticas en relación con deidades femeninas es lo
que les hace pensar esto. Muchos de los menhires ya no están.
El paso del tiempo ha hecho que por muchas causas se caigan, destruyan o los arrancasen
para usarlos en otros menesteres.
Aún así, la cantidad de menhires identificados hoy en día es enorme: en Le Ménec hay 1.169
menhires, en Kermario 1.099 y en Kerlescan 594 menhires. Pero, no solo hay alineamientos en
Bretaña. Esta región de Francia es riquísima en megalitos y muy importante para entender
este tipo de construcciones. A parte de los alineamientos destaca el Gran Menhir de Locmariaquer,
uno de los más grandes del mundo, que en su momento midió 20 metros de altura, pero que
hoy mide 20 metros de longitud en cinco trozos.
Puede que este enorme menhir se utilizó para la observación astronómica o como distintivo
de un centro de culto. En los días despejados puede verse desde muchos lugares en torno a
la bahía de Morbihan.
Los túmulos y tumbas también son numerosísimos. El túmulo de Saint Michel es sorprendente,
mide 217 x 60 metros: fue edificado hacia 4500 A.C. Bajo el montículo de tierra y piedras
se descubrieron un dolmen, 2 cámaras funerarias, unas 15 cistas de piedra llenas de huesos
y ajuares funerarios : hachas, azuelas, cerámicas y joyas, expuestas en el museo de la Prehistoria
de Carnac. Lleva en la cubierta una capilla dedicada a San Miguel. Tan importante
como las construcciones es la decoración que poseen. Las representaciones artísticas de los
megalitos de Bretaña es muy rica, existen 250 piedras de sepulcros en corredor decoradas
que proceden de 75 lugares distintos. En La Table des Marchands y Kerkado, de 4.000 años
a.C., existen figuras en forma de yugo, hoces, ganchos, hachas y figuras antropomorfas llamadas
bucklers. El Gran dolmen de Gravinis, en una de las islas de la zona, posee numerosos
relieves sobre las piedras. Se trata de enterramientos colectivos con ajuares entre los que
existieron hachas pulidas. Todo indica la existencia de una superorganización religiosa en
la zona.
Los sepulcros en corredor más antiguos datan del periodo comprendido entre el 4.800 a.C. y
el 3.700 a.C. y son los de la isla de Gaignog y sus representaciones son sencillas. Los sepulcros
posteriores son del periodo comprendido entre el 3.700 a.C. y el 3.100 a.C.
Durante esta época los monumentos megalíticos son más grandes, el interior de las tumbas se
hace más amplio y los corredores más largos. Los compartimentos interiores estaban bien definidos
y la decoración también se hizo más profusa y bella. La decoración da muestra de
la gran semejanza de estas construcciones tanto en Irlanda como sur de Inglaterra y norte
de Francia, la cultura que construyó estos megalitos abarcaba probablemente todos estas regiones.
Las figuras antropomorfas se hacen ahora más perfectas y claras, indicando ojos y
pechos que parecen indicar una figura divina, probablemente femenina. El culto a esta deidad
también se refleja en las tumbas de galería, las más tardías, donde aparece con los dos
pechos en relieve, con un collar de cuentas encima o debajo de ellos. También en las estelas
o en las estatuas en forma de menhir se muestran estos atributos femeninos además de
los ojos, manos y nariz.
Los Alineamientos del Menec
Los Alineamientos de Kermario
Los Alineamientos de Kerlescan
El Túmulo Saint-Michel
El Dolmen de Kercado
El Sitio de Mane-Keroned
El Túmulo de Moustoir