"Lúcifer (Que significa "El que trae la Luz") era el ángel más hermoso de Dios, pero era
ambicioso y quería reinar sobre todo los hombres, entonces Dios le expulsó del cielo y lo
envió a un reino de tinieblas, Lúcifer le dijo que prefería reinar en un reino de desolación
que estar a su servicio, y a partir de ese día se llamó Satán (que significa el adversario)".
Lúcifer era un Arcángel que se reveló contra Dios, es por esto que se le llama "El ángel
Caído" y formó su propio ejército de Ángeles (El resto de Demonios o &AAcute;ngeles que decidieron
seguirle, también Ángeles Caíídos). Y se le presenta como una oposición constante a Dios,
por eso se le llamó Satán (Satanás).
En la tradición judía, y cristiana, el título se convirtió en un nombre propio. Satán empieza
a ser considerado como un adversario, no sólo de los seres humanos sino también sobre
todo de Dios. Pero tanto en el modelo judío como en el cristiano, el dualismo siempre es
provisional o temporal, y el demonio en última instancia está sometido a Dios. En los escritos
de la secta de Qumran recogidos en los manuscritos del mar Muerto, el demonio aparece como
Belial, el Espíritu de la Maldad.
En algunas tendencias del pensamiento judío, Satán está ligado al "impulso del mal" que, de
alguna manera, resulta así personificado. Esta personificación es una variante judía de la
suposición antigua y generalizada de que los seres humanos pueden estar sometidos a fuerzas
malévolas distintas a sus conciencias. Así, tanto en el judaísmo como en el cristianismo se
cree que los seres humanos pueden estar "poseídos" por el demonio o por sus servidores, los
diablos.
La esencia de las enseñanzas cristianas sobre el demonio es, tal vez, que Jesucristo rompió
el poder que tanto él como sus diablos tenían sobre toda la humanidad (la "posesión" de algunos
es un síntoma del dominio general sobre todos).
La complejidad, el misterio y la naturaleza combinada del mal han llevado a algunos pensadores
a creer que hay que encontrar un lugar para el demonio incluso en el pensamiento moderno.
El islam, que acepta el judaísmo y el cristianismo como inspirados por Dios, extrae
su concepto del demonio de las mismas fuentes. Se menciona a Iblis, el demonio, en el Corán
donde es el único ángel que se niega a inclinarse ante Adán. Por lo tanto, Alá le maldice
pero le deja libre para tentar al incauto, como así hace en el relato coránico del Jardín
del Edén.
El libro del profeta Ezequiel dice: "Tú (Lúcifer), fuiste perfecto en todos los aspectos
desde el día en que fuiste creado, hasta que encontraste la iniquidad (Eze. 28:15)".
El libro de Isaías describe los pecados que cometió Lúcifer: "Tú has dicho en tu corazón:
yo ascenderé al cielo, exaltaré mi trono por encima de las estrellas de Dios; yo también me
sentaré en el monte de la congregación, en el lado norte; y ascenderé por encima de las
altura de las nubes; seré como el más alto (Isa. 14:13-14)".
¿Porque un Dios misericordioso y amoroso permite que su enemigo llene su creación, el mundo,
con odio, sufrimiento y mal?... Existe una tradición precristiana que lanza una luz sobre
esto. En estos antiguos escritos orientales, Lúcifer es referido como uno de los 7 ángeles
del sistema solar. El era el guardián de Venus, que era considerado el más santo de todos
los planetas.
Un día, dios le preguntó a sus principales ángeles quién quería ser voluntario para bajar a
la tierra y ayudar a la humanidad. La tarea era hacer caer en tentación a la gente para
fortalecer su fe y su espiritualidad. Lúcifer fue el voluntario y durante un periodo de
tiempo se hizo ver como el demonio. Se crearon muchas historias acerca de él y los historiadores
olvidaron gradualmente que Lúcifer fue enviado por Dios para probar la humanidad.
En cambio se le transformó en una fuerza maligna.
Lúcifer representa el lado oscuro de la vida y es necesario, poque sin oscuridad no habría
luz. Sin el mal no existiría el bien. Estos opuestos, como el Yin y el Yang, crean un todo
perfecto.
Los ángeles caídos perdieron la gracia otorgada por el Creador, pero incluso así conservan
gran parte de los dones y poderes concedidos a todos los ángeles, que distingue como superior
a su naturaleza de la de los hombres. Los demonios, además de enfrentarse a los ángeles,
ejercen su labor también en el mundo terrenal, pues pueden tentar al ser humano con
mil engaños, y se esfuerzan por conducirlo por el camino del mal.